LA VIDA MIA ESTA DENTRO DE MI: UNA REFLEXIÓN FILOSÓFICA Y PERSONAL ©

 

ENTRE EL MATERIALISMO EXTERIOR Y LA EXPERIENCIA INTERIOR

Vivimos en una época en que la existencia humana parece regirse por fuerzas externas, a menudo implacables y ajenas a los anhelos de cada persona. El materialismo brutal, como lo he llamado, impregna los discursos y las prácticas sociales, donde los principios darwinianos se imponen sobre los sociológicos y humanitarios. Sin embargo, al hacer una pausa y mirar hacia adentro, la vida revela dimensiones que no pueden ser captadas ni explicadas únicamente desde la óptica de lo material.

ENTRE FILOSOFÍA Y EXPERIENCIAS

Recuerdo con claridad las clases de filosofía en las que se discutían y criticaban las posturas de los filósofos ingleses, irlandeses y franceses del siglo XVIII y XIX, así como el existencialismo del siglo XX. Desde la perspectiva del llamado “materialismo dialéctico”, aquellas críticas parecían, a la distancia, más cercanas al “materialismo mecanicista” que al auténtico pensamiento dialéctico. El tiempo, y sobre todo la experiencia propia, me llevó a cuestionar la rigidez de estos argumentos y a reconsiderar su validez frente a la complejidad de la vida interior.

Hoy, el materialismo sigue marcando la pauta: desde la producción y el consumo, hasta la manera en que se aborda la vida personal. Intelectuales y expertos tienden a interpretar la existencia desde esta perspectiva, dejando de lado la riqueza de la experiencia subjetiva, la trama emocional y cognitiva que define el ser.

LA DUALIDAD CUERPO-ALMA: ENTRE LA CIENCIA Y LA MISTICA

Desde tiempos remotos, ha existido la idea de que la persona está compuesta de dos sustancias: una corpórea y otra espiritual, el cuerpo y el alma. Para quienes sostienen esta creencia, la muerte representa el momento en que el alma se libera de su envoltorio material, permaneciendo inmortal. Esta noción ha seducido tanto a científicos como a charlatanes, generando intentos curiosos por “capturar” el alma, fotografiarla o “colorear” su tránsito en los momentos de la muerte utilizando estroboscopios y cámaras especiales supuestamente disenadas prra esos menesteres.

Estas ideas han servido de base para teorías sobre la reencarnación, la regresión a etapas de vida más tempranas, o el retorno a vidas anteriores. El misterio de la

vida y la muerte sigue fascinando a la humanidad, y aunque la ciencia no ha logrado confirmarlo, la intuición y la experiencia personal invitan a considerar que la vida no es un atributo externo al individuo, sino una vivencia profundamente personal.

LA EXPERIENCIA LIMITE Y LA CONCIENCIA DE LA VIDA

Aquellas personas que han transitado entre la vida y la muerte, especialmente en una sala de terapia intensiva, saben que no hay mejor lugar para descubrir que “la vida no es un atributo externo al individuo”. En esos momentos críticos, los estados de cognición varían y se profundiza la conciencia sobre el valor y la fuerza de las afirmaciones sensualistas, racionalistas y existencialistas.

Frases como “cuando nos esforzamos por concebir la existencia de objetos exteriores, no hacemos sino contemplar nuestras propias ideas” de George Berkeley; “pienso, luego existo” de René Descartes; o “yo soy yo y mis circunstancias” de José Ortega y Gasset, cobran una dimensión tangible cuando la vida se experimenta en el límite.

LA SUBJETIVIDAD DE LA PERCEPCIÓN

Stephen Robbins, en su obra sobre Comportamiento Organizacional, destaca el carácter subjetivo de la percepción humana, afirmando que “la percepción es como la belleza; está en el ojo que la mira”. Lo bello o feo, lo sabroso o insípido, reside en la persona, en su interioridad. Así, toda interpretación de la realidad, toda decisión y juicio, nace de la trama subjetiva que cada persona teje a lo largo de su vida.

La salud mental, y también la insanidad, son fruto de cómo se entretejen las experiencias emocionales y cognitivas, de cómo cada persona resuena internamente ante los eventos de la existencia. No hay interpretación objetiva del mundo: cada visión está teñida por los colores de la percepción individual.

¿Qué ES LA VIDA Y COMO MANEJARLA A MI FAVOR?

Llegado a este punto, surge la pregunta fundamental: “¿qué es la vida y cómo puedo manejarla a mi favor?”. La respuesta, lejos de ser universal, es radicalmente personal. Recuerdo haber leído en redes sociales una frase que me pareció reveladora: “Yo no existo para impresionar al mundo. Yo existo para vivir de una manera que me sienta feliz”.

La vida admite muchas dimensiones. Puede entenderse como expresión del macro mundo, como el entorno en que nacemos y nos desarrollamos, o como la existencia individual de cada persona. Es en este último sentido, es el de la vida personal, en el que quiero profundizar.

LA VIDA PERSONAL: EXPERIENCIA Y SUBJETIVIDAD

La vida de cada persona no es algo exterior, ajeno a la subjetividad. Es la suma de experiencias acumuladas, de los mundos percibidos por los sentidos, de los

pensamientos que colorean los eventos vividos, de las emociones entrelazadas y las decisiones tomadas. Cada persona atraviesa frustraciones, alegrías, éxitos y derrotas que configuran su propio universo interior.

Cuando una amistad, familiar o consejero sugiere resignarse ante las adversidades porque “el mundo es así y no depende de nosotros cambiarlo”, en realidad no está ayudando. El mundo exterior no se percibe igual “desde las gradas que desde el centro del ruedo: cada decisión está basada en experiencias únicas. La vida está en el interior de cada persona; cuando alguien afirma que la vida se le está yendo, no significa que ésta huya, sino que comprende la urgencia de tomar decisiones importantes para alcanzar lo que yo llamo “el regalo supremo” a que todos debemos aspirar.

EL VERDADERO ACOMPAÑAMIENTO: AYUDAR A ENCONTRAR EL CAMINO

Por todo lo anterior, el consejo de “tienes que hacer un esfuerzo” carece de sentido. Toda persona, cuando se siente perturbada, ya realiza un esfuerzo por sentirse bien. El verdadero apoyo consiste en ayudar a la persona a encontrar, por


sí misma, las decisiones correctas que le permitan modificar sus propias “configuraciones” de infelicidad o carencia de paz.

No se trata de imponer fórmulas mágicas ni de ofrecer recetas universales, sino de acompañar en el proceso de descubrimiento y autotransformación. Escuchar, empatizar y dar espacio para que cada persona encuentre sus propios caminos es la base de una vida plena y auténtica.

CONCLUSIÓN:  LA VIDA COMO CONSTRUCCIÓN INTERIOR

Al final, la vida no se encuentra afuera, en los objetos, en el entorno o en las circunstancias: la vida está dentro de cada persona. Es la construcción permanente de sentidos, significados y emociones que nos llevan a decidir, a cambiar y a buscar la felicidad en nuestros propios términos.

La vida mía está dentro de mí, y ese es el mayor poder que poseo: la capacidad de construir mi existencia desde la subjetividad, de transformar el dolor en aprendizaje, la incertidumbre en creatividad, y de vivir sin la obsesión de impresionar a los demás, sino con el propósito de sentirme feliz y realizado.

En este mundo gobernado por el materialismo, el reto es volver la mirada hacia adentro, re-descubrir el valor del pensamiento subjetivo y la fuerza de la experiencia personal, para así convertir la vida en una obra propia, en la que cada día cuenta y cada decisión trae consigo la posibilidad de ser feliz.

 


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