UNA MAESTRA ANGUSTIADA Y UN RAFAELITO QUE VIVE SU TDAH ©

 


UNA REFLEXION SOBRE LOS RETOS Y LAS POSIBLES  CAUSA Y SOLUCIONES

Rafaelito es un niño de 9 años de edad que lucha contra las barreras impuestas por el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Su día a día está marcado por la incapacidad de mantener la atención durante más de unos minutos, distracciones constantes y una hiperactividad que muchas veces se transforma en comportamiento disruptivo. Su dificultad para detenerse a reflexionar antes de actuar pone de manifiesto una evidente falta de control de los impulsos, lo que complica su integración tanto en el ámbito escolar como en las sesiones de terapia.

Después de varias sesiones que mostraron solo un progreso mínimo, la situación en el aula no parecía mejorar. Durante una visita a la escuela para coordinar estrategias con el consejero escolar, un detalle inesperado marcó el inicio de una conversación intensa. Desde lejos, la maestra, al percatarse de la presencia del terapeuta, se acercó con evidente urgencia. Su paso apresurado y el tono de su voz denotaban desesperación, como si estuviera lanzando un llamado de auxilio, “como alguien que se  está ahogando en medio del mar y, al quedarse sin salvavidas, emite un grito de SOS”.

La escena era conmovedora. La docente, quien aparentemente había agotado todos sus recursos didáctico-pedagógicos para atender a Rafaelito, expresaba una mezcla de agotamiento y desamparo. En ese instante, no quedaba claro si estaba solicitando apoyo para el niño o para sí misma. Más tarde, al reflexionar, comprendí que su pedido era un grito por ayuda para ambos.

La situación de Rafaelito no es aislada. El TDAH afecta a una proporción significativa de niños en edad escolar y presenta retos tanto para las familias como para el personal educativo. Desde el punto de vista del niño, la falta de atención, impulsividad e hiperactividad crean una constante sensación de frustración, al no poder cumplir con las demandas académicas y sociales. Por otro lado, los educadores se enfrentan a la difícil tarea de adaptar sus estrategias para atender las necesidades de estos estudiantes, sin descuidar al resto del grupo.

La frustración de la maestra de Rafaelito es comprensible. Muchas veces, los recursos disponibles en las escuelas no son suficientes para abordar casos complejos como este. Además, la falta de formación específica en el manejo de TDAH deja a los docentes en una posición vulnerable, sintiéndose incapaces de brindar el apoyo necesario.

 PROPUESTA DE INTERVENCIÓN:

Para mejorar la situación de Rafaelito y apoyar tanto a él como a su maestra, es fundamental implementar un enfoque integral que combine estrategias terapéuticas, pedagógicas y emocionales. Algunas posibles intervenciones incluyen:

1. Capacitación docente

Brindar formación específica a los educadores sobre el manejo del TDAH puede marcar una gran diferencia. Conocer técnicas como la fragmentación de tareas, el uso de refuerzos positivos y la creación de rutinas predecibles puede ayudar a reducir la disrupción en el aula.

2. Plan individualizado de apoyo

Diseñar un plan educativo que contemple las necesidades específicas de Rafaelito, como descansos frecuentes o actividades adaptadas, permitiría que se sienta más incluido y menos abrumado por las exigencias del entorno escolar.

3. Colaboración entre familia, escuela y terapeuta

Es esencial establecer una comunicación constante entre las partes involucradas. Las reuniones regulares para evaluar el progreso y ajustar las estrategias garantizan un enfoque coherente y efectivo.

4. Apoyo emocional para los educadores

Los docentes también necesitan sentirse respaldados. Espacios de asesoramiento o grupos de apoyo pueden ofrecerles herramientas para manejar el estrés asociado con casos desafiantes como el de Rafaelito.

REFLEXION FINAL

El caso de Rafaelito y su maestra nos recuerda la importancia de abordar el TDAH desde una perspectiva que no solo se centre en el niño, sino también en quienes lo rodean. Tanto el sistema educativo como los profesionales de la salud deben trabajar juntos para ofrecer soluciones que permitan a niños como Rafaelito alcanzar su máximo potencial, mientras se asegura el bienestar de quienes los guían en su camino. Solo así podremos transformar la sensación de desamparo en esperanza y progreso. (07-14-25)

 

NOTA: Las fechas, datos personales y locaciones han sido sustituidos para proteger la identidad del paciente.


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